DÍA
31.5.18
Una vez realizada la visita
en Calaceite, nos dirigimos a la localidad de
CRETAS, entre los siglos V y II a.d.c. se concentró una población
tan numerosa como la que actualmente puebla las poblaciones, de Calaceite y
Valderrobres, la mejora de las condiciones de vida y el comercio con los
griegos y fenicios favoreció el nacimiento de una cultura “los íberos” y en nuestro
caso la tribu de los Ausetanos del Ebro.
Para levantarla se rompió el
trazado de la antigua muralla y se ocupó el lugar de uno de los antiguos portales.
La iconografía de su portada es muy interesante. Sobre la puerta se representan
las figuras de San Pedro y San Pablo ambas enmarcadas en círculos.
Durante la guerra civil
sufrió un considerable expolio perdiendo gran parte de su decoración interior.
Su sólida construcción original y las numerosas restauraciones han conseguido
que hoy en día la iglesia de Cretas siga siendo considerada la más
impresionante de las construcciones Cretenses.
Nuestros pasos nos llevan a la
calle Mayor, podemos decir que estamos en el mismo corazón de Cretas, ya que se
trata de una de las calles más antiguas y con mayor importancia histórica de la
villa.
Entramos a ella pasando bajo
el arco que se abre en la llamada casa Sapera. Se trata de una antigua casa
familiar construida probablemente en el siglo XV.
El centro neurálgico de la
vida social en Cretas ha sido y es sin duda la plaza mayor, un auténtico crisol
de la historia del municipio y su punto de reunión más destacado.
Lo más característico de la plaza es su magnífica columna central, originaria de 1584 y construida probablemente para un futuro edificio consistorial del que Cretas carecía en aquel momento por pertenecer administrativamente a Alcañiz.
Dicha columna no estuvo
siempre en la plaza, hasta bien entrado el siglo veinte estaba más allá de las
murallas de la población, cerca de la capilla de San Roque. Sobre ella, el
antiguo escudo de la población, con los signos que nos hablan de su larga
historia.
La cruz de la orden de
Calatrava, fundadores cristianos de Cretas y señores de la misma hasta el siglo
XV. El cordero pascual, símbolo eclesiástico posiblemente asociado al periodo
de señorío del obispado de Tortosa
Una de las construcciones más características en los pueblos son los portales Capilla, de los cuales, este
dedicado a San Antonio de Padua en Cretas es posiblemente uno de los más
representativos e interesantes.
A la capilla se accede por unas escaleras en uno de los laterales y la
hornacina, hoy vacía, probablemente guardó en algún momento una figura del
santo protector.
“ La
capelleta de Sant Roc, lo qui no acudirà la peste li agarrarà ” Este sencillo
estribillo, aún a día de hoy cantado por los niños de Cretas, puede remontarnos
hasta los orígenes de la consagración de este antiguo portal de la muralla a la
figura de San Roque.
Como en otros lugares de la comarca, el poder de este
santo es invocado como protección contra epidemias y enfermedades,
especialmente la peste, que Cretas sufrió a lo largo del siglo XVII y que
motivo la construcción de esta capilla y el “hospital” que ocupaba el mismo
edificio.
Se trataba en realidad de una especie de albergue para
necesitados donde acudían los enfermos y los pobres, así como los heridos en
tiempo de guerra y que se mantendría en funcionamiento hasta bien entrado el
siglo XIX.
Tras el paseo y descubrimiento de este desconocido
pueblo que no habíamos oído nombrar, nos dirigimos hacía la cercana VALDERROBRES, distante a unos 9 km.
Estacionamos en el referido PK, sin problemas pues es
ancho y no hay casi coches, por lo que podemos aparcar sin problemas.
En el término municipal de
Valderrobres abundan los yacimientos arqueológicos, que entre otras cosas son
testigos de la fuerte presencia ibérica en estos territorios. El más destacado
de todos es el de Torre Gachero, donde aparecieron varias estelas sepulcrales, pertenecientes
al siglo I o II antes de Cristo y que se conservan en el museo de Teruel.
La reconquista de Valderrobres
se produjo entre los años 1165 y 1170, siendo fruto de la colaboración entre el
rey Alfonso II de Aragón y diversas órdenes militares.
Valderrobres y la comarca del Matarraña vivieron con mucha intensidad el
conflicto carlista tanto por la fragmentación social que había como por la
intervención de tropas ajenas al territorio, especialmente durante l a primera
guerra carlista (1833-1840).
En el mismo edificio que el
“palau” aunque probablemente diferenciados, se encontraba el antiguo hospital.
Una suerte de albergue para pobres propiedad de la iglesia que estuvo
funcionando en estas dependencias desde el siglo XVI hasta el XIX, cuando por
causa de la desamortización pasa a manos del ayuntamiento perdiendo progresivamente
dicha función.
de la provincia de Teruel.
Pieza fundamental de su
arquitectura e imagen perfectamente reconocible allí donde se mencione el
pueblo. La construcción del puente parece estar asociada a la de sus murallas,
así que podríamos fechar el inicio de las obras para construir el mismo en
torno a 1390.
Se trata de un puente
completamente medieval, de cuatro agujeros, extremadamente sólido y provisto de
tajamares en forma de cuña pensados para protegerlo de fuertes riadas y evitar
la acumulación de troncos. En el siglo XVI se asienta sobre su último tramo el
ayuntamiento, modificando por tanto el aspecto del puente en su tramo final al
conectar con la plaza.
El puente atraviesa la
antigua puerta principal de acceso al recinto amurallado. A finales del siglo
XVI este portal fue consagrado a San Roque, protector ante las epidemias y
Patrón de la población, quedando hoy en día como uno de los portales mejor
conservados.
En el alto se encuentran los
restos del derruido castillo y comenzamos la bajada, hacía la plaza mayor donde
se encuentra el Ayuntamiento que tiene tres plantas y tres de sus cuatro
fachadas están exentas, ya que, la posterior está adosada a una manzana de
casas que separan dos calles que dan a la plaza Mayor. Construida en 1576
Las tres fachadas de piedra
de sillería, son diferentes entre sí. La fachada principal es renacentista y
tiene, en la planta baja, un arco rebajado de acceso a la lonja.
En la planta noble se
encuentra un balcón corrido (descentrado) en el que se abren dos puertas con
decoración manierista y sobre ellas dos frontones curvilíneos partidos con
pináculo, entre dichas puertas se sitúa el escudo de la Villa con el fresno.
En la Plaza Mayor
centro neurálgico de la villa, se encuentran los restaurantes de la villa, y
nos sentamos a tomar unas cervezas y unas tapas, para saciar la sed y matar el
gusanillo. Con unas raciones de jamón, champiñones y las respectivas cervezas.
Un poco mas abajo se
encuentra la Capilla del Pilar que data del siglo XVII -
XVIII, tiene una fachada barroca, y que sólo se puede visitar con guía
Nos dirigimos al parquin, y una vez en la AC., terminamos
nuestra visita a la Matarraña, que desde luego seguro que volveremos, nos
dirigimos a LA SALZADELLA, donde se celebra la Fiesta de la Cereza.
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